lunes, 18 de julio de 2011

Lindas Mentirosas Capitulo 12 MARATON! 10/15


Comienzo y Fitz.
Oye! ¡Finlandia!
Martes, el primer día de escuela, Demi caminaba rápidamente hacia
su primer período de clase de inglés. Se dio vuelta para ver a Sterling Kahn, en su
jersey de Rosewood Day chaleco y corbata, acercarse a ella trotando. —Oye. —Demi asintió. Ella continuó yéndose.
—Te saltaste nuestra práctica el otro día —dijo Sterling, acercándose a ella
sigilosamente.
—¿Esperabas que me quedara a mirar? —Demi lo miró por el rabillo del ojo. Él lucía sonrojado.
—Sí. Nosotros nos enfrentamos. Marqué tres goles.
—Bien por ti, —Demi dijo impasible. ¿Se suponía que tenía que estar impresionada?
Ella continuó por el pasillo de Rosewood Day, cosa que ella desgraciadamente
había soñado demasiadas veces en Islandia. Sobre ella estaban los mismos techos abovedados color blanco cáscara de huevo. Bajo ella estaban los mismos pisos de madera de casa de campo acogedora. A su derecha e izquierda estaban las usuales fotos enmarcadas en anticuado alumbre, y a su izquierda, incongruentemente abollados casilleros de metal. Incluso la misma canción, la Obertura 1812, tarareaba a través de los altavoces PA – Rosewood reproducía esa música entre clases porque era “mentalmente estimulante”. Arrastrándose junto a ella estaban exactamente las mismas personas que Demi había conocido desde hace muchísimos años…y todas ellas la estaban mirando.
Demi agachó la cabeza. Desde que se había mudado a Islandia al comienzo de
octavo grado, la última vez que todos la habían visto, formaba parte de un
desolado grupo de chicas cuya mejor amiga monstruosamente había desaparecido.
Atendiendo a eso entonces, donde quiera que ella fuera, la gente susurraba a su
alrededor. Ahora, se sentía como si jamás se hubiese ido. Y casi se sentía como si
Ash aún estuviese aquí. La respiración de Demi quedó atrapada en su pecho cuando vio un destello de cola de caballo rubia girando alrededor de la esquina del
gimnasio. Y cuando Demi rodeó la esquina pasado el estudio de cerámica, dónde
ella y Ash acostumbraban reunirse entre clases para intercambiar chismes, ella casi escuchó a Ash diciendo, —¡Oye, espera!
Ella presionó su mano sobre su frente para ver si tenía fiebre.
—Entonces, ¿qué clase tienes primero? —preguntó Sterling, aún manteniendo el paso de ella.
Ella lo miró, sorprendida, y miró su horario. —Inglés.
—Yo igual. ¿Él señor Fitz?
—Sí, —musito ella. —¿Él es bueno?
—No sé. Él es nuevo. Aunque escuché que era becario del Fullbright.
Demi lo miró suspicazmente. ¿Desde cuándo Sterling Kahn se preocupaba por las
credenciales de los maestros? Ella giró en la esquina y vio una chica parada en la
entrada del salón de inglés.
Se veía familiar y extraña al mismo tiempo. Esta chica era delgada como modelo,
tenía el cabello largo, café rojizo, y llevaba una enrollada falda a cuadros azules de Rosewood, zapatos de plataforma con taco en cuña y un encantador brazalete de Tiffany.
El corazón de Demi comenzó a golpetear. Ella se había preocupado acerca de como podría reaccionar cuando viese a sus viejas amigas de nuevo, y aquí estaba Alexz.
¿Qué le había pasado a Alexz?
—Oye —dijo Demi suavemente.
Alexz se dio vuelta y miró a Demi de arriba abajo, a todo lo largo, de su hirsuto
corte de pelo a su camiseta blanca de Rosewood Day y sus gruesas pulseras de
baquelita, hasta sus botas cafés cruzadas de cordones. Una expresión vacía cruzó
su cara, pero entonces sonrió.
—¡Oh mi Dios! —dijo Alexz. Al menos seguía siendo la misma voz aguda de
Alexz. —¿Cómo has….dónde has estado?¿Checoslovaquia?
—Ummm, sí —respondió Demi. Lo suficientemente cerca.
—¡Genial! —Demi le dio a Alexz una sonrisa forzada.
—Kirsten se ve como si se hubiese ido a South Beach, —interrumpió una chica
cerca de Alexz. Demi dio vuelta la cabeza hacia los lados, tratando de encontrarla.
¿Bella Vanderwaal? La última vez que Demi la vio, Bella llevaba puestas un billón
de trencitas teensy en su cabello y estaba montando su Scooter Razor. Ahora, se
veía incluso más glamorosa que Alexz.
—¿No es cierto que si? —Estuvo de acuerdo Alexz. Ella entonces le dedicó a Demi y Sterling- quién aún estaba ahí- un gesto de disculpa.
—Lo siento chicos, ¿Nos disculparían?
Demi se dirigió al salón de clases y se sentó en el primer escritorio que vio. Bajó su cabeza y tomó un par de fuertes y emocionadas respiraciones.
—El infierno son los otros, —coreó ella. Esta era su cita favorita del filosofo francés Jean –Paul Sartre, y un mantra perfecto para Rosewood.
Ella se meció por unos segundos, en pleno modo desquiciado. La única cosa que la hizo sentir mejor fue el recuerdo de Joe, el chico que conoció en Snookers. En el bar, Joe la había seguido al baño, tomó su cara y la besó. Sus bocas encajaban
perfectamente juntas - ellos no chocaron con sus dientes ni una vez. Sus manos se deslizaron sobre la parte baja de su espalda, su estómago, sus piernas. Ellos habían tenido una especie de conexión. Y está bien, si, algunos podrían decir que fue sólo una…conexión de lenguas…..pero Demi sabía que era más.
Ella se había sentido tan abrumada pensando acerca de eso la última noche, que
había escrito un haiku sobre Joe para expresar sus sentimientos. Los haikus eran
su tipo favorito de poema. Entonces, satisfecha con el resultado, ella lo había
tecleado en su teléfono y escrito al número que Joe le había dado. Demi dejó
escapar un suspiro torturado y miró alrededor del aula. Olía como libros de Mop &
Glo. El descomunal tamaño, cuatro ventanas acristaladas enfrentaban el césped
sureño y tras eso, las verdes y redondeadas colinas. Unos pocos árboles habían
comenzado a cambiar a amarillo y naranjo. Había un gran póster de frases
shakesperianas junto a la pizarra, y una pegatina de LA GENTE IMPORTANTE
APESTA que alguien había pegado en la pared. Se veía como si el conserje hubiese tratado de rasparlo pero renunciado a mitad de camino.
¿Era desesperado enviar un mensaje de texto a Joe hasta las 2:30 am? Ella aún no había sabido nada de él en respuesta. Demi tocó en busca de su teléfono en su
mochila y lo sacó. En la pantalla se leía NUEVO MENSAJE DE TEXTO. Su
estómago se precipitó, aliviado y excitado y nervioso, todo a la vez. Pero en cuanto apretó LEER, una voz la interrumpió.
—Discúlpeme. Um, usted no puede usar su celular en la escuela.
Demi cubrió su teléfono con sus manos y miró hacia arriba. Quien fuera que dijo eso -el nuevo profesor, supuso- permanecía de espaldas al salón y estaba escribiendo en la pizarra. Sr. Fitz era todo lo que había escrito hasta el momento. Él estaba sosteniendo un memo con la insignia de Rosewood en la parte superior. Desde atrás, él lucía joven. Unas pocas de las otras chicas en la clase le daban una mirada apreciativa a la vez que se fundían con sus asientos.
Incluso la ahora fabulosa Alexz silbó.
—Lo sé, soy el chico nuevo. —Dijo él, escribiendo, AP Inglés bajo su nombre, —
pero tengo este folleto que viene de la oficina. Algunas cosas sobre no celulares en la escuela. —Entonces él se volvió. El folleto revoloteando fuera de su mano al piso de linóleo.
La boca de Demi se sintió seca inmediatamente. Parado en el frente del salón, estaba Joe del Bar. Joe, el destinatario de su haiku. Su Joe, viéndose larguirucho y adorable con la chaqueta de Rosewood y corbata, su pelo peinado, sus botones
correctamente abotonados, y un planificador de lecciones encuadernado en cuero
bajo su brazo izquierdo. Parado frente al pizarrón y escribiendo…..Sr. Fitz, AP
Inglés.
Él la miró, su cara drenando el color. —Mierda.
La clase entera se volvió para ver a quién estaba mirando. Demi no quería mirar
hacia ellos, así es que miró hacia abajo, a su mensaje:
Demi: ¡Sorpresa! Me pregunto que tendrá que decir tu títere de cerdo sobre esto… —A
Mierda, de hecho.

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